La galleguidad como un árbol creciendo en la memoria. Afincada en ese 
paraíso perdido -y, por lo tanto, siempre reinventado- de la infancia. 
Carmen Martín Gaite nació salmantina y después se hizo madrileña, pero 
arrastró por el mundo (físico y literario) un pedazo del Ourense 
montañoso y mágico de los años treinta del siglo XX: la Galicia interior
 del tiempo regalado de los primeros veraneos de la vida; la Galicia 
mágica de las leyendas rurales en la casa del médico del pueblo de San 
Lourenzo de Piñor, que era su tío Vicente Gaite. Y la Galicia, o la 
infancia-adolescencia, de los primeros escarceos. 
Ella metió a Piñor en alguna de sus obras literarias y la localidad 
ourensana ni se inmutó. Hasta que Allariz la reclamó en 2008 con un 
sentido homenaje con la excusa de una abuela alaricana a la que la 
escritora nunca llegó a conocer y la de los almendrados que la familia 
se paraba a comprar en la villa en el viaje de Salamanca a Piñor. "El 
caudal literario me fluye por el Miño, el Arnoia y el Tormes", 
vincularon con esta frase de la escritora en el homenaje alaricano. Y el
 Ayuntamiento de Barbadás estampó después su nombre en una calle de su 
perdido paraíso de Piñor. La conexión alaricana la evidenció entonces el
 escritor ourensano David González Couso, que reivindicó el paisaje 
psicológico de su literatura: su ourensanidad, ese estado mental, ese 
árbol clavado en la memoria cargado de pasado en el que el filólogo ya 
se ha especializado. Couso (Ourense 1978) ha publicado numerosos 
trabajos sobre la literatura de la escritora a la que se aficionó cuando
 a los 14 años se dejó deslumbrar por Caperucita en Manhattan. En Allariz, el filólogo presentó su obra Los perfiles gallegos de Carmen Martín Gaite
 que acaba de reeditar ahora en gallego ampliando la versión castellana 
con una recopilación de fotografías e información adicional "que permite
 entender el libro como un routeiro literario por el Piñor y el Ourense de la escritora".
En su recuperación de Carmiña,
 Couso tiró de los legajos que fue encontrado y levantó otro árbol de la
 memoria de Martín Gaite: el genealógico. Llegó hasta el bisabuelo 
ourensano, Mariano Lloves, de los Lloves de San Lourenzo de Piñor. Pero 
solo pudo acceder al nombre. Ni fecha de nacimiento ni otra información.
 "Todos los antepasados de Carmen Martín Gaite fueron catedráticos", la 
mayoría de Geografía e Historia, en el instituto ourensano Otero 
Pedrayo. Y todos ellos "personas de gran inquietud intelectual y 
creatividad". En el árbol de la memoria que ha plantado el filólogo, el 
abuelo Javier Gaite (nacido en 1859) tiene el mérito de haber sido el 
primer autor de un libro de texto de Geografía e Historia para el 
instituto de Ourense. "Fue en la época de la reforma educativa, cuando 
el Ministerio cambió los planes de estudio y los catedráticos debían 
escribir los libros de texto".
No fue el único intelectual de la 
familia. Antonio Gaite Núñez y su hijo Antonio Gaite Lloves diseñaron, 
también en siglo XIX una pila voltaica con la que pretendían iluminar la
 vieja ciudad de las farolas de gas de As Burgas. El intento fracasó, 
pero ambos, profesores de Física y Química también en el Otero Pedrayo, 
demostraron que no iban desencaminados. La galleguidad de la escritora 
es irrefutable. Sus antepasados de San Lourenzo de Piñor -a los que hay 
que sumar un tío abuelo fundador del Ateneo de la ciudad y director y 
editor del periódico El Orensano- procedían de A Coruña, 
Pontevedra y Ourense. Pero incluso aunque no hubieran sido gallegos, 
Martín Gaite lo habría sido por su cuenta. Le habría bastado con el 
veraneo de la infancia para arrastrarlo por toda su vida y obra.
"Pese
 a lo mucho que viajábamos, Galicia fue el Norte de nuestras vidas", 
afirmó en el acto alaricano la hermana de la escritora, Ana María. Y 
acotó: "Quizá fue el alma lo que nunca se movió de aquí". La pequeña 
localidad de Piñor fue el paraíso de Carmen que se volvió Carmiña al 
mismo tiempo que, en palabras de su hermana, "indómita y poco 
melindrosa". "Los Gaite fueron parte importante de la élite cultural de 
la Galicia del XIX" concluye Couso en su libro genealógico tras abordar,
 por primera vez, este aspecto en su conjunto.